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miércoles, 11 de abril de 2012

Eliminación de la Humedad en Piscinas Cubiertas


 
Eliminación de la Humedad en Piscinas Cubiertas


La mejora en la calidad de vida y la necesidad de practicar el deporte de la natación durante todo el año, ya sea por motivos estrictamente deportivos o por cuestiones de salud, comienza a propiciar la aparición de piscinas cubiertas en diferentes lugares de nuestra geografía. No debiera extrañarnos que en un futuro mediato, además, numerosos chaléts y comunidades de vecinos o condominios, cuenten con este tipo de instalación deportiva.
Las piscinas al aire libre requieren de una serie de instalaciones hidráulicas para mantener el agua limpia y con unas condiciones sanitarias apropiadas (bombas, filtros, dosificadores, etc.). Del mismo modo será necesaria su aplicación en las piscinas cubiertas o climatizadas, pero no analizaremos en este breve artículo las características de estas instalaciones, sumamente conocidas por los profesionales de la materia.
La cuestión diferencial entre ambos tipos de recintos deportivos es la necesidad de tratar la temperatura del agua y las condiciones ambientales en los recintos cerrados que ofrecen sus servicios durante las cuatro estaciones del año.
REQUERIMIENTOS HABITUALES DE PARTIDA:
• Necesidad de mantener una temperatura constante en el agua del receptáculo o vaso.
• Necesidad de mantener una temperatura ambiente adecuada en el interior del recinto de la piscina.
• Necesidad de mantener unas condiciones apropiadas de humedad relativa en el recinto para evitar condensaciones, entre otras cuestiones.
En los grandes recintos, ya sean públicos o privados, la solución habitual y que ha demostrado conseguir unos resultados apropiados, con un balance energético en cuanto a consumos, es la solución mediante Bomba de Calor. Este sistema, como debe ser conocido, consta de dos condensadores, uno de aire y otro de agua y de un evaporador, en este caso por aire. El tratamiento del aire ambiental se realiza haciendo pasar el aire de retorno por el evaporador, donde se produce una condensación de buena parte del vapor de agua contenido en el mismo y a continuación se conduce al serpentín o batería de aire del condensador, donde se recalienta para mantener la temperatura ambiente deseada. Generalmente se apoya con un segundo serpentín al condensador, bien eléctrico, bien de agua procedente de una fuente alternativa de calor. No se debe olvidar de que una parte del aire interior se expulsa al exterior para permitir la renovación.
Para el tratamiento del agua del vaso, se recircula ésta por el condensador de la Bomba de Calor (refrigerante – agua), consiguiendo de este modo mantener en las condiciones requeridas la temperatura del agua en el vaso. En muchos casos es necesario el apoyo mediante energía auxiliar.
Este sistema es uno de los más habituales, pero no el único, todo dependerá de las características del recinto, de las energías disponibles, de otras instalaciones que existan en el complejo deportivo y, cómo no, del criterio del proyectista.
Existen otras instalaciones deportivas de menor envergadura (pequeñas piscinas en recintos sanitarios, balnearios, condominios, casas particulares, etc.), en las que la utilización de este tipo de tecnología supone un encarecimiento desproporcionado, en lo concerniente a inversión inicial, en el consumo energético de la explotación, y en cuanto al mantenimiento técnico (revisiones de equipos y posibles averías).

Para este tipo de instalaciones de menor tamaño se propone otra alternativa con la que se conseguirán unos resultados similares, por no decir iguales, con un consumo energético mucho más contenido y una importante reducción en gastos de mantenimiento técnico. El corazón del sistema térmico será una instalación convencional a base de caldera con quemador de gasóleo o preferiblemente de gas, que es una energía menos contaminante. Desde ella se aportará la cantidad de calor necesaria para mantener en las condiciones deseadas, tanto el agua del vaso (a través de un intercambiador de placas apropiado al agua clorada), como la temperatura ambiente (climatizador o incluso en algunos casos radiadores). El problema se presenta con el nivel de humedad ambiental. Ahora, sin el concurso de la Bomba de Calor, no se dispone de un foco frío en el que condensar el vapor de agua ambiental. Por otra parte, debe desecharse la idea de la renovación total del ambiente por aire 100% exterior, ya que esto supondría un derroche energético injustificable.



El primer ventilador aspira aire del interior del recinto conduciéndolo hasta el recuperador, donde el aire cederá su energía calorífica al aire que entra del exterior, y transmitirá no sólo el calor sensible que posee, sino buena parte del calor latente al condensarse un alto porcentaje del vapor de agua contenido. Esto es debido a la baja temperatura del aire que entra del exterior. El rendimiento conseguido en el intercambio térmico será mayor, cuanto menor sea la temperatura del aire exterior
De este modo, en los peores momentos climáticos en lo que respecta a la demanda de consumo, la recuperación y por tanto el aprovechamiento térmico, será también mayor.
El otro ventilador será el encargado de introducir aire desde el exterior hasta el recuperador, en donde, como se ha dicho, absorberá este aire la energía cedida por el aire de extracción.
Lo que se consigue, en definitiva, es arrojar la humedad al exterior, recuperando la energía que contiene el aire antes de abandonar el recinto, esto gracias al Recuperador de Energía Aire – Aire. En el caso de que el tratamiento del aire ambiental se realice a través de climatizador, se instalará el recuperador en el interior del mismo, precediendo siempre a la batería o serpentín de agua caliente, donde se efectuará el recalentamiento final del aire.
En el caso de instalación por radiadores, podrá optarse por la instalación de una pequeña batería de agua para tratamiento del aire entrante, una vez realizado el intercambio o introducir éste directamente. En este caso, menos recomendable, se cuidará de descargar este aire fuera del alcance de los bañistas. Este último principio será de observación siempre y para cualquier sistema, ya que la presencia de corrientes de aire sobre el cuerpo mojado produce un enfriamiento brusco por evaporación superficial, tremendamente desagradable, e incluso peligroso para la salud.
En el caso de utilización de climatizador para el tratamiento del aire ambiente, deberá calcularse el caudal de aire a renovar a través del recuperador, que no siempre trabaja con todo aire exterior.
Para controlar el funcionamiento de los ventiladores y por lo tanto el nivel de la humedad relativa, deberá instalarse un higrostato en el recinto. Con ello reduciremos más aún el consumo energético y mantendremos un nivel constante de la humedad.
Un resumen de las ventajas de este sistema es:
• Menor Consumo Eléctrico
• Menor Consumo Energético Global
• Menor Costo en cuanto a Inversión Inicial
• Menor Costo de Mantenimiento Técnico
• Mayor Simplicidad en Conjunto de las Instalaciones
Como última recomendación y fundamentalmente en recintos con utilización intermitente, resulta muy rentable la colocación de cubre piscinas de material plástico, que impide la evaporación superficial del agua del vaso, ya que esta evaporación es continua día y noche.


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