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La Refrigeración de Manzanas y las Cámaras de Atmósfera Controlada
El método más corriente de refrigerar manzanas y peras consiste en
exponer los recipientes que las contienen al aire frío que circula en
una cámara apropiada. La fruta, una vez enfriada, permanece en el mismo
sitio, evitando así la necesidad de una doble manipulación. En la cámara
frigorífica el calor se rebaja escalonadamente, presentando cada fase
una temperatura más baja que la precedente. Al principio, el calor
eliminado por el producto, el que penetra a través de la estructura del
edificio y el que produce el ventilador que mueve el aire, son recogidos
por el propio aire frío para soltarlos en la superficie del
refrigerador, que a través de las paredes de los conductos los cederá al
refrigerante que circula a menor temperatura. El volumen de aire en
movimiento deberá ser suficiente para que descienda la temperatura de la
fruta. El ritmo de enfriamiento del producto almacenado depende del
chorro de aire, del tipo de recipiente empleado, de la forma de apilar
la mercancía y de la diferencia de temperatura existente entre el
ambiente y la fruta. Para que el aire frío tenga efectividad deberá ser
distribuido suavemente por los pasillos que dejan las hacinas de
envases, las cuales carecerán de brechas que faciliten la formación de
remolinos aprovechando la línea de mínima resistencia. Si el aire no se
distribuye uniformemente por toda la cámara, la temperatura del producto
puede variar ampliamente de un lugar a otro y al cabo de cierto tiempo
de almacenamiento la calidad de la fruta es inconstante. Se ha dicho que
el ritmo de renovación de aire deberá ser adecuado pero no excesivo
porque recargaría el trabajo de los ventiladores. Por ejemplo, para
obtener un aumento del 50% en la circulación de aire habría que
incrementar la potencia de los ventiladores en un 350%, pero con esta
medida del traslado de calor acrecentaría un 30%. El aumento de la
circulación de aire tiene un límite económico o porque cuando se
refrigera sin excesiva capacidad de ventilación hay que conformase con
mantener el ritmo fijado de extracción de calor. Experimentalmente se ha
demostrado que para conservar fruta resulta adecuado renovar 40 veces
por hora el volumen de aire correspondiente a la cámara vacía, lo que
supone hacer circular aproximadamente 2.3m3 por minuto y
tonelada de producto contra una resistencia equivalente a una presión
estática de unos 12.5 mm. Conviene que el aire se mueva entre las pilas
de envases por lo que la unidad de refrigeración y el ventilador
deberían estar colocados verticalmente y dotados de succión a nivel del
suelo con descarga de aire al espacio existente entre la cima de los
montones y el techo de la cámara (figura 1 anexa). Si el local es grande
y rectangular y su capacidad mayor de 100Tm conviene acoplar al techo
simples conductos cónicos agujereados a intervalos para que distribuyan
el aire uniformemente a toda la cámara. El ventilador y su motor pueden
estar alojados en el revestimiento del refrigerador si se dispone de una
trampilla de acceso para facilitar su mantenimiento, en la bóveda de la
cámara o en otro lugar idóneo como el propio muro del edificio, a la
altura del techo.
Cuando la temperatura de la fruta ha descendido hasta el nivel de
conservación, el calor se filtra por las paredes disminuye a la quinta
parte aproximadamente y ya no se precisa activar
la circulación, por lo que el ventilador puede mantenerse a media
marcha. Este proceder reduce el movimiento de aire casi a la mitad y
exige menos potencia puesto que la planta refrigerante tiene que
eliminar menos calor. Sin embargo, el cuadro eléctrico que controla el
funcionamiento del ventilador permitirá que el aparato trabaje a plena
capacidad siempre que la planta lo exija. Si se olvidan estas
necesidades se corre el riesgo de que se lesione la fruta por
encontrarse demasiado baja la temperatura ambiental.
Cámaras de Atmósfera Controlada
Como
ya vimos previamente, los principales factores ambientales que más
directamente influyen sobre el ritmo de respiración de la fruta son la
temperatura de conservación del producto y la riqueza de la cámara en
dióxido de carbono y oxígeno:
Las instalaciones que permiten regular estos factores reciben la
denominación de cámaras de atmósfera controlada (AC) La conservación
bajo condiciones
de AC sólo puede tener éxito si todas las superficies del local son
realmente herméticas frente a las filtraciones de oxígeno y dióxido de
carbono por haber sido previamente revestidas con algún producto
impermeable a estos gases. Para conservar manzanas Bramley’s Seedling
entre 3.3 y 3.9º C en un ambiente cuya concentración de dióxido de
carbono se mantenga por debajo del 10%, el revestimiento deberá ser lo
bastante efectivo como para limitar su escape a un máximo de 1.1m3 por
día y por tonelada de fruta almacenada, lo que representa
aproximadamente la mitad de la producción efectiva correspondiente a
esta variedad. Para mantener un buen control debería instalarse un
depósito accionado manualmente con ayuda de válvulas acopladas a los
conductos de ventilación. Para conservar manzanas bajo una tensión del
2.0-2.5% de oxígeno y en consecuencia virtual de dióxido de carbono, las
exigencias son incluso más rigurosas porque la concentración de oxígeno
entre las atmósferas interior
y exterior de la cámara presenta una diferencia del 18%, casi el doble
que la del dióxido de carbono procedente de las manzanas.
Buena informacion, es muy util para refrigerar manzanas, se ve que este blog fue hecho por excelentes técnicos en refrigeración.
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